ELOY DE LA GARMILLA Y
DE LA GARMILLA: SUS ORÍGENES Y SU TRÁGICO FINAL
Un personaje
como Eloy Bernardo de la Garmilla y de la Garmilla es notable en varios
aspectos, y os voy a contar su historia. Empecemos por el aspecto más jubiloso:
Eloy no solo tuvo la suerte de tener un apellido muy especial, sino también de
heredarlo por partida doble. Dado que todos los De la Garmilla oriundos de
Valdivielso somos parientes, pues pensé, a priori, que Eloy debía tener
antepasados con parentesco cercano, y que su árbol genealógico resultaría
interesante. Así que, me picó la curiosidad y me puse a realizar una versión
simplificada de dicho árbol.
Esto puede
interesaros también a los Garmilla que sois de Puentearenas,
porque podéis encontrar aquí a alguno de vuestros abuelos cercanos o remotos.
Agarrad una pantalla grande, porque esto no es para verlo en el móvil (de
hecho, pienso que andar por Facebook con el móvil es como mirar el mar a través
del ojo de una aguja).
Al observar
este organigrama, veréis dos líneas Garmilla que, tras desplegarse hacia la
izquierda, sin embargo acaban confluyendo. Eloy, nacido en Puentearenas
el 25 de junio de 1885, fue hijo de Federico de la Garmilla y Sedano, y de
Catalina de la Garmilla y Ruiz de Somavilla, nacidos
ambos también en Puentearenas. Retrocediendo hacia la
izquierda por las dos ramas Garmilla, paterna y materna, llegamos a dos
ascendientes que son hermanos: Juan y Pedro, apellidados De la Garmilla y
Fernández, ambos nacidos en Puentearenas, en 1753 y
1750 respectivamente. Es en los padres de estos donde confluyen las dos líneas,
es decir, en el matrimonio formado por Manuel de la Garmilla y Alonso de Liado,
nacido en Puentearenas, y Francisca Fernández y de
Torres, natural de Condado, casados en 1747. Conclusión: los padres de Eloy
compartían un tatarabuelo y una tatarabuela, Manuel y Francisca, por lo tanto
era primos en tercer grado. Y Eloy, a su vez, tenía dos tatarabuelos, Juan y
Pedro, que eran hermanos. ¿Que esto resulta un poco lioso? Pues sí lo es, dicho
de esta manera, pero, si miráis el árbol genealógico, lo veréis más claro. Y
además, por detrás de Manuel, la cosa se simplifica muchísimo, porque aparecen
los antepasados que compartimos todos los Garmillas
valdivielsanos, pues todos descendemos del matrimonio de Joan de la Garmilla y
Ruiz de Sedano con Francisca Alonso de Liado. En otra ocasión ya os contaré
cómo se extinguieron cualesquiera otras ramas posibles, que no lograron
transmitir el apellido. Aquí solo voy a hablar de mi pariente Eloy, que tiene
como hexabuelos a los que son mis octabuelos,
y asimismo, grado arriba o abajo, es también pariente de cualquier Garmilla de
origen valdivielsano.
Y ahora
pasemos a lo poco que se sabe sobre la vida y la misteriosa muerte de Eloy de la
Garmilla y de la Garmilla. Eloy fue hijo de un guardia civil y siguió los pasos
de su padre, ingresando en el mismo cuerpo hacia 1907. Pero no sabemos mucho
sobre su vida profesional, porque, al no haber pasado de ser guardia primero,
no tiene la hoja de servicios que existe siempre para suboficiales y oficiales.
Por una nota adjunta a su partida de bautismo, sabemos que Eloy contrajo
matrimonio en 1915 en la villa de Pedrezuela (Madrid) con Victoriana Antón
Rodrigo, cuyos padres eran naturales de Guadalajara. Podemos pues suponer que,
en torno a 1915, Eloy andaba prestando servicios como guardia civil por aquella
zona montañosa regada por el río Guadalix y situada
al norte de la provincia de Madrid. Por informaciones publicadas en la prensa,
se sabe que Eloy estuvo en la campaña de Melilla antes de 1925, es decir,
participó en la larga y cruenta Guerra de Marruecos, pero no aparecen fechas
concretas. En los años 30 prestaba servicios en oficinas, en el madrileño
cuartel de Guzmán El Bueno, convirtiéndose poco después del golpe militar de
julio del 36 en miembro de la Guardia Nacional Republicana, que fue el nombre
que se dio a la Guardia Civil en la zona republicana a partir del 29 de agosto
de 1936.
A primeros
de julio de 1936 había sido trasladado de manera forzosa a Barcelona, como
guardia primero en el Tercer Tercio de dicha ciudad. Tras conseguir un permiso,
Eloy regresó a Madrid el 8 de octubre para visitar a su esposa, la cual no se
había ido con él a Barcelona por encontrarse enferma, y fue entonces cuando
algunos “compañeros” del cuartel madrileño le denunciaron por “desafección al
Régimen”. Como si le hubieran estado esperando, el presunto desafecto fue
detenido e ingresado en el calabozo el día 10 de octubre por iniciativa del
Comité del cuartel de Guzmán El Bueno. La verdad es que la instrucción del
proceso es patética. He leído todas las páginas del documento. Las
declaraciones que formulan varios guardias, interrogados por un guardia segundo
que figura como presidente del Comité del cuartel de Guzmán El Bueno, afirman
que Eloy siempre había observado buena conducta como compañero, pero que
hablaba públicamente a favor de Gil Robles y en contra de los partidos de
izquierdas, y que leía el periódico “Debate” y lo comentaba con sus compañeros.
Dos sargentos que habían tenido a Eloy a sus órdenes declararon también que
este siempre había observado buena conducta como subordinado, pero que hacía
propaganda a favor del partido de Gil Robles, y que no habían podido
convencerle de que no debía hablar de política. Con fecha 12 de octubre de
1936, los miembros del Comité del cuartel de Guzmán El Bueno firman un escrito
en el que acusan a Eloy de la Garmilla de haber hecho propaganda
antirrepublicana durante las campañas electorales, de haber llevado al cuartel
fardos de ejemplares de “Debate” y de ser “un elemento peligroso para la
República”. También le acusan de que “su vida está ligada a elementos
clericales por tener un hijo perteneciente a una Congregación religiosa y haber
actuado de administrador de algunos conventos los cuales visitaba con gran
asiduidad, como elemento de enlace con los mismos y ciertas personalidades de
relieve en la política derechista, entre los que figuran Goicoechea, Calvo
Sotelo, Ángel Herrera y otros.”
Como
resultado de todo esto, a Eloy de la Garmilla le dieron la baja definitiva en
el servicio activo del Instituto de la Guardia Nacional Republicana el 3 de
noviembre de 1936. El 4 de noviembre ingresó en la Prisión Celular de Madrid en
concepto de detenido a disposición del Juzgado Especial para Delitos de
Rebelión y Sedición Militar, que dependía directamente del Tribunal Supremo. El
7 de noviembre el juez Salazar, titular de dicho juzgado, ordena la puesta en
libertad del denunciado, quedando este a disposición del Director General de
Seguridad “a los fines que procedan”.
Es cierto
que desde el principio de la contienda hubo en la zona republicana muchos
recelos y miedos con respecto a la existencia de espías o “quintacolumnistas”
en las filas de los cuerpos de seguridad del Estado, pero no creo que estos
infiltrados actuaran a cara descubierta como lo había hecho siempre el guardia
Eloy de la Garmilla, el cual tanto en su propia declaración del 3 de noviembre
ante la Comisión Depuradora de la Guardia Nacional Republicana, como en una
carta que había escrito de su puño y letra el 9 de octubre, dirigida al Comité
Central Antifascista de la Guardia Nacional Republicana, reconoció su
predilección por la política de derechas, pero por Gil Robles, y no por el
fascismo; y asimismo declaró que el periódico “Debate” era de su gusto, y se
reafirmó en sus convicciones religiosas. Además, tanto los guardias que habían
sido sus compañeros de oficina, como sus superiores inmediatos, los sargentos,
declararon a favor del acusado, y el juez consideró que podía ser puesto en
libertad. Según todo esto, resulta difícil aceptar que Eloy fuera un peligro
para la República, como se empeñaba en afirmar el Comité del cuartel.
Sin embargo,
parece que era grande la inquina del Comité contra Eloy de la Garmilla, porque,
posiblemente a instancias del Jurado de Urgencia nº 2 de Madrid, consiguieron
ingresarlo de nuevo en la Prisión Celular, de donde, al parecer, fue trasladado
a la Prisión de San Antón, no se sabe en qué fecha, aunque la Dirección General
de Prisiones certificó a 21 de diciembre que Eloy había salido de esta última
prisión al ser puesto en libertad con fecha 27 de noviembre. El Jurado de
Urgencia nº 2 preguntaba en una providencia del 30 de noviembre a la Dirección
General de Seguridad y a la Dirección de Prisiones dónde se encontraba el
preso, y más tarde lo citaba, ya en enero, porque había decidido juzgarlo el 22
de enero de 1937, afirmando en la citación que el denunciado se encontraba en
libertad. Sin embargo, nadie conseguía encontrar a Eloy para entregarle dicha
citación. El 24 de febrero de 1937, la Sección de Investigación y Vigilancia de
la Secretaría General de Tribunales y Jurados Populares emitió un documento en
el que se afirmaba de nuevo que Eloy de la Garmilla había sido puesto en libertad
en la Prisión de San Antón el 27 de noviembre de 1936.
Este baile
de citaciones, providencias, oficios, diligencias y certificaciones que se
estrellan una y otra vez contra el hecho de la desaparición del acusado, podría
resultar hasta cómico, si no fuera porque en noviembre de 1936 se produjeron en
Madrid las famosas “sacas” de detenidos de las prisiones para proceder a
fusilarlos en Paracuellos de Jarama. De hecho, una
vez terminada la guerra, Eloy apareció mencionado en
una lista de guardias civiles asesinados en la noche del 18 al 19 de noviembre.
Esto se contradice con el dato de que fuera puesto en libertad el 27 de
noviembre, una fecha que aparece de manera repetida en la documentación
existente. ¿Qué pasó realmente con el guardia Eloy de la Garmilla y de la
Garmilla? Se me ocurren varias posibilidades:
Si damos
credibilidad a la puesta en libertad de Eloy el 27 de noviembre, pudo suceder:
a) Que sus
enemigos lo estuvieran esperando en la calle y, dado que con las pruebas tan
flojas que constaban en la instrucción del caso no iban a conseguir una condena
grave, decidieran librarse de él de la manera más rápida, o sea, que lo mataran
directamente.
b) Que Eloy
intentara pasar a la zona sublevada y muriera al cruzar el frente.
Si alguien
falsificó el certificado de puesta en libertad, puede que:
a) Eloy
hubiera sido llevado efectivamente en la saca del día 18 hacia Paracuellos y asesinado allí. La certificación de su puesta
en libertad habría sido por parte de las autoridades nada más que una forma de
eludir responsabilidades.
b) Lo mismo,
pero en otra fecha, ya que hubo, durante aquel horrendo mes de noviembre, al
menos 7 fechas anteriores al día 27 en las que se realizaron sacas desde
distintas prisiones.
Con
posterioridad, solo se sabe que a la viuda de Eloy, Victoriana Antón Rodrigo,
le concedieron su pensión de viudedad en 1943. Sobre el hijo que era miembro de
una congregación religiosa, o sobre otros posibles hijos de Eloy, no he
conseguido información alguna.
Podéis
encontrar en PARES el expediente digitalizado de Eloy de la Garmilla y de la
Garmilla (Expte. nº 186 instruido contra GARMILLA Y
DE LA GARMILLA, Eloy DE LA por el delito/s de Desafección al Régimen. Archivo
Histórico Nacional,FC-CAUSA_GENERAL,103,Exp.12).
También podéis aportar aquí más datos que conozcáis sobre él o su familia. A mí
me ha costado mucho escribir esto, pues me resultó todo muy doloroso,
especialmente la lectura de la carta tan personal y emotiva que escribe Eloy al
Comité Antifascista, y que podéis ver en el expediente. Ya sabemos que en las
situaciones extremas, como son las guerras y las dictaduras, sucede que los
canallas andan sueltos, el terror impera, y las personas decentes sufren.
Considero a Eloy una persona decente, leal y coherente con sus convicciones políticas
y religiosas, las cuales no comparto, pero respeto profundamente. He querido
rendirle un homenaje haciéndole un sencillo árbol genealógico, que en parte
coincide con el mío, y contando su triste historia a sus paisanos de
Valdivielso, y a quien desee conocerla. Eloy ha de seguir vivo en la tierra que
le vio nacer. Y su historia debe recordarse, lo mismo que las de otros que
sufrieron mucho. Ya sabéis para qué hay que recordarlas: para que nunca jamás
se repitan.
Mertxe García Garmilla